Grecia, nos recibe.

Grecia, nos recibe.

Grecia nos ha recibido a los tres jubiletas con un tiempo ideal, soleado y 26°C de temperatura y con tres personas griegas que nos han facilitado el día.

La elección del pueblo de Epidaurus, en el Golfo de Saronica, cómo primer punto de llegada ha sido todo un éxito. Hemos aterrizado a las dos y cuarto, y tras  recoger el coche de alquiler y recorrer unos 200 km llegábamos a nuestro destino a las seis de la tarde.

La carretera en sus primeros dos  tercios ha sido autopista y a partir de cruzar el Canal de Corinto la carretera discurre entre montañas llenas de pinares y olivos.

El primer contacto con el mar en el Golfo de Salónica han sido unas piscifactorías ubicadas dentro de un mar azul.

Las vistas panorámicas desde el restaurante del hotel nos han cautivado desde el primer instante.

El pueblo de Epidaurus

Qué mejor momento que comenzar bebiendo una cerveza local.

El sencillo edificio del pequeño hotel, tan solo doce habitaciones, nos guardaba la sorpresa de una preciosa terraza sobre la pequeña bahía de Epidaurus.

Llevamos más de 12 horas despiertos desde que nos hemos levantado en casa para iniciar el viaje.

Que mejor momento para descansar y relajarnos durante una hora y media.

Solo nos quedaba tiempo de cenar en un patio de naranjos

Y comenzando con una sencilla ensalada griega con queso feta y acompañada con salsa de yogur, aceite y pepino, conocida como tzatziki.

A las diez de la noche pedimos la cuenta para irnos a dormir, pero el dueño nos sorprendió con un postre típico hecho de sémola en almíbar y licor, con frutos secos y pasas y un toque de canela llamado halva. Delicioso.

Este fue el tercer el griego que nos recibió en Grecia y los otros dos que nos atendieron de maravilla fueron el recepcionista del hotel y él empleado de la oficina de alquiler de coche.

Ha sido un precioso día y con este amanecer del segundo día en Grecia confiamos seguir disfrutando de este país.

Son las siete y cuarto y ya estamos disfrutando de la luz de Grecia.