domingo, 29 de abril de 2018

Paseo por Patras y viaje en el pequeño tren Odontotos

Paseo por Patras y viaje en el pequeño tren Odontotos.

Día pensado para un relax y que terminó en un espectacular viaje de ida y vuelta en un pequeño tren de cremallera. 

Nos despertamos con la luz que reflejaban estás aguas azules del golfo de Corinto yy co el puente al fondo.

Precioso despertar.

Detalle del puente.

 Visitamos la iglesia ortodoxa  de San Andrés donde se guarda una reliquia con la cabeza del Santo en el interior de una urna.

Fachada de la iglesia.

la urna que guarda la reliquia de San Andrés.

De camino al Odeón romano en la ciudad, leímos sobre la existencia de un tren de cremallera y tras un corto análisis si merecía la pena visitarlo, decidimos ir a verlo.

Ruinas del Odeón romano.

Casas de Patras con

pasajes tan lindos como este.

Ni cortos ni perezosos ya estamos en la población de Diakopto a orillas del golfo de Corinto. Viendo estás primeras fotos os podéis imaginar qué va a resultar un espectacular viaje.

Vías de 750 mm de anchura y la longitud del trayecto 22 km.

Antigua máquina de vapor utilizada en este trayecto.

Posteriormente se pasó a este tipo de convoy con motor de gasoil.

Y hoy día se viaja en estos cómodos vagones, también con motor de gasoil.

Ya estamos en el tren  disfrutando del traqueteo del mismo y viendo campos de limoneros a las afueras de la población.

A los pocos minutos de iniciar el viaje dejamos los campos de limoneros y entramos en la garganta que forma el río Vouraikos.

120 años que transcurren juntos el río Vouraikos y

el tren Odontotos.



Las montañas y los árboles parecen cerrar el camino del tren.

El paisaje engulle al tren y a tí en su interior.

En el ascenso el tren se aferra a la cremallera para subir pendientes de mas de un 10,5 por ciento de desnivel.

Hay dos estaciones intermedias y varios depósitos aguadores, hoy en desuso pero que los han mantenido como patrimonio de la vía.

Puentes de hierro y de obra junto a túneles son parte del trazado.

Cuando empieza el tren a llanear las montañas se alejan y

comienzan las primeras casas.

Ya en el regreso y en pleno descenso el tren se engancha a la cremallera para descender muy suavemente..

De regreso de Kalavrita puedo fotografiar el paso más estrecho del río.

Y a su lado el túnel por el qué alcanzamos 

la parte más baja de la garganta.



Precioso puente de hierro.



Las curvas de la vía parecen doblar al tren que permite sacar estas fotos hacia delante.

Las aguas discurren por ambos lados del tren y su murmullo se oye dentro del vagón. En verano no permiten llevar las ventanas abiertas por el aire acondicionado por lo que no hubiera podido sacar algunas de las fotos.

Pasamos por una grieta horizontal abierta en la pared rocosa, arriba de la ventana, puede observarse un trozo de roca.

Por este tramo discurría el tren cuando tomé la foto anterior. (Foto bajada de la página oficial del tren Odontotos)

En sus 22 km, salva pendientes del 17.5 porciento y engancha la cremallera cuando la pendiente llega al 10,5 porciento. El tren asciende desde el nivel del mar hasta los 700m de altitud de la ciudad de Kalavrita, estación terminal del recorrido.

El último tren de regreso desde Kalavrita era 20 minutos después de la llegada a dicha ciudad, por lo que no pudimos visitar Kalavrita.

El delirio se hubiera completado de haber podido conocer la ciudad de Kalavrita, plena de historia y una estación de esquí.

En un monasterio próximo se firmó la independencia de Grecia de los otomanos y también tiene un lado triste en su historia que fue conocer al ejército nazí en la segunda guerra mundial. El reloj de su Iglesia se detuvo cuando los nazis entraron en su ciudad y realizaron una terrible masacre con los hombres mayores de 14 años por lo que su reloj siempre permanece en dicha hora en su recuerdo.

Tras el viaje descansamos en la estación de Diakopto con dos cervezas Alfa que había que probar.

De sabor más suave que la Mythos.

A las cinco de la tarde iniciamos el viaje hacia Delfos, encontrándonos con estas preciosas vistas hacia el golfo de Corinto, desde la habitación del hotel en la ladera del monte Parnaso

y disfrutando de unas ricas golosinas y un vaso de sangría fresca, obsequio de bienvenida.

Cómo despedida dejo un enlace para disfrutar, tanto sí eres aficionado a los trenes como si no, de un vídeo de la página web del tren Odontotos. Pulsa aquí.

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