Delfos, santuario de Apolo en el monte Parnaso.
La gente acudía al oráculo de Delfos a consultar a los dioses sobre todo tipo de cuestiones. Las sacerdotisas al principio interpretaban lo qué la diosa Pito, una gran culebra, les transmitía. De ahí el nombre de Pitonisa que tomarían después.
Apolo mató a la culebra para asumir su sabiduría y posteriormente mandó construir un santuario para continuar con el oráculo. Las pitonisas, ahora traducían a los sacerdotes lo que la gente debía realizar para obtener los favores de los dioses.
Al otro lado del ágora y a la izquierda, parte la Vía Sacra que ascendía hasta el templo de Apolo.
A ambos lados de la vía sacra se construyeron templos, columnas y lugares para depositar los exvotos de los peregrinos que acudían a consultar el oráculo del templo. Dichos exvotos consistían en un tesoro de joyas y monedas.
Conforme progresas por la Vía Sacra vas encontrando restos que se complementan con lo visto en el museo.
Esta pieza de piedra cubría el grupo escultórico de las danzantes, que representan las tres hijas de Cecrops (legendario rey ateniense) y que culminaban la columna de 13 m de altura que los peregrinos atenienses ofrecieron al Dios Apolo.
La columna estaba al lado del templo, de orden dórico, que los atenienses ofrecieron al Dios Apolo.
El nieto fue un gran atleta que competía en Pankration, un evento Atlético que combinaba el boxeo y la lucha.
Llegando a la entrada del templo de Apolo, nos encontramos con una columna en cuya parte superior estaba una cuadriga realizada en bronce, y el auriga que la conducía, la pieza más apreciada del museo.
Imagen de la cuadriga de la que únicamente se recuperaron las piezas de bronce que se ven.
El auriga se conserva con todo su esplendor, en la mano parte de los tiros del control de los caballos.
En la parte trasera de la imagen se aprecia la perfecta caída con sus pliegues de la túnica.
Según cuenta el museo, los restos que han llegado hasta nuestros días es debido a que quedaron enterrados por un terremoto que las sepulto. Lo que quedó de bronce al descubierto se lo llevaron los romanos para fabricar utensilios.
El templo de Apolo, visto desde la entrada al teatro.
Los juegos se representaban en el teatro y en el Stadiun, situado en una planicie más alta.
No pude tomar una foto completa del estadio por que no permitían acceder a la zona para fotografiar todo el estadio.
Fuera del recinto del santuario de Apolo y a unos 300 metros más abajo se halla el templo circular de Atenea.
Apolo mató a la culebra para asumir su sabiduría y posteriormente mandó construir un santuario para continuar con el oráculo. Las pitonisas, ahora traducían a los sacerdotes lo que la gente debía realizar para obtener los favores de los dioses.
Escultura, restaurada, que culminaba una de las columnas existente a lo largo de la Vía Sacra.
En el ágora iniciamos el recorrido de los restos arqueológicos del santuario de Delfos, ubicados en la ladera sur del monte Parnaso y a una altitud de 600m.
El ágora.
A ambos lados de la vía sacra se construyeron templos, columnas y lugares para depositar los exvotos de los peregrinos que acudían a consultar el oráculo del templo. Dichos exvotos consistían en un tesoro de joyas y monedas.
Conforme progresas por la Vía Sacra vas encontrando restos que se complementan con lo visto en el museo.
Esta pieza de piedra cubría el grupo escultórico de las danzantes, que representan las tres hijas de Cecrops (legendario rey ateniense) y que culminaban la columna de 13 m de altura que los peregrinos atenienses ofrecieron al Dios Apolo.
La columna estaba al lado del templo, de orden dórico, que los atenienses ofrecieron al Dios Apolo.
Las metopas de su frontón, son copias en escayola de las originales que se encuentran en el museo.
Uno de los grupos escultóricos que más me gustó fue el donado por Daolhos II, un oficial de Pharsalos y representa a su familia.
En el centro falta una estatua de Apolo. Se conocen sus nombres por estar grabados en sus bases circulares.
El nieto fue un gran atleta que competía en Pankration, un evento Atlético que combinaba el boxeo y la lucha.
Llegando a la entrada del templo de Apolo, nos encontramos con una columna en cuya parte superior estaba una cuadriga realizada en bronce, y el auriga que la conducía, la pieza más apreciada del museo.
Imagen de la cuadriga de la que únicamente se recuperaron las piezas de bronce que se ven.
El auriga se conserva con todo su esplendor, en la mano parte de los tiros del control de los caballos.
En la parte trasera de la imagen se aprecia la perfecta caída con sus pliegues de la túnica.
Según cuenta el museo, los restos que han llegado hasta nuestros días es debido a que quedaron enterrados por un terremoto que las sepulto. Lo que quedó de bronce al descubierto se lo llevaron los romanos para fabricar utensilios.
El templo de Apolo, visto desde la entrada al teatro.
Los juegos se representaban en el teatro y en el Stadiun, situado en una planicie más alta.
No pude tomar una foto completa del estadio por que no permitían acceder a la zona para fotografiar todo el estadio.
Parte del Stadium y graderias frontales, en el centro asiento labrado en mármol dónde se sentaban los jueces. El inicio de las carreras estaba al frente.
Y la parte circular del giro del Stadium.
Restos del templo de Atenea, imagen que representa a la población de Delfos.
Metopas del Templo de Atenea.
Vista general de los restos arqueológicos de Delfos, templo de Atenea abajo y en la parte superior el templo de Apolo y el teatro.
Por último, tres piezas del museo que más me gustaron.
Una imagen de Apolo, observar la silla.
Candelabro de bronce.
Antinoos, joven de extraordinaria belleza que acompañaba al emperador Adriano.
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